lunes, 7 de junio de 2010

You.

Una mirada de unos ojos que contienen una belleza tal que cualquier palabra se quedaría infinitamente corta. Una eterna sonrisa que haría que hasta el ser más desgraciado del mundo llorara de alegría al verla. Una forma de ser única y, simplemente, perfecta. ¿Qué persona sería capaz de no fijarse en algo así? Tú, eres así.
Muchas personas te admiran, tus amigos y amigas lo darían todo por seguir viéndote sonreir. Pero yo no lo daría todo por ti. Todo, me parecería demasiado poco para ti. Si pudiera, te entregaría el cielo en una caja de cristal, para que pudieras contemplar todas las estrellas del firmamento, aunque ni el brillo de todas ellas juntas pudiera compararse con el de tus ojos. Si pudiera, pararía el tiempo para poder contemplarte eternamente. Y si pudiera, sin duda, haría que tu preciosa sonrisa no se desvaneciese nunca, y que las lágrimas jamás cayesen de tus ojos.
Tú eres la Diosa a la que envidian Afrodita y Atenea; ojalá ellas fueran la milésima parte de lo perfecta que eres tú.
Tú eres, sencillamente, tú.